5 de septiembre de 2012

Mente entrenada

Si el objetivo central es el resultado, la concentración se cae porque intervienen múltiples variables que no se pueden controlar tales como: el contrincante, el árbitro, la suerte, etc.  El jugador se vuelve demasiado inestable, vulnerable y como consecuencia, las derrotas se vuelven más frecuentes. La mente centrada en el resultado genera jugadores deprimidos e irritados frente a la adversidad. Y este tipo de quiebre mental no hace más que poner en evidencia la poca cantidad de futuro positivo que pueden considerar.
La concentración está en la entrega total en el juego, donde el control es absoluto y, como una consecuencia, aparecerán los resultados. Aquí el jugador se mantiene concentrado y sumergido en su esquema de juego. Se olvida de que hay un árbitro, compañeros con errores, no considera a los adversarios, ni a la tribuna, ni nada que le impida rendir al máximo. Un jugador cuya confianza superó el temor a perder, puede a cada instante del juego arriesgarlo todo pues se siente concentrado en lo que tiene que hacer y no busca excusas en terceros.
“No gana el que quiere ganar sino el que realmente cree que va a ganar”.
Con la confianza se puede construir una visión por la cual la imagen deja de ser un sueño para ser una realidad futura, evidente e inevitable.
El deportista debe identificar sus múltiples emociones y pensamientos antes, durante y después de la competencia, y reemplazar por confianza a todos los aspectos que se vinculan con el miedo y la desesperación por el resultado. 
Todos los integrantes del equipo de alto rendimiento: entrenadores, preparadores físicos y los mismos jugadores, no deben perder la oportunidad de analizar todo lo referido a la confianza y tratar de acrecentarla a partir del reconocimiento de los aciertos, en lugar de la crítica por los errores. La mente registra los mensajes y a partir de ellos construye los paradigmas de fondo.
Dejar atrás el pasado y centrarse en lo que va a venir. Frente a un tanto en contra, un error o una derrota, la mente  realmente entrenada, la cabeza de alto rendimiento, automáticamente borra el registro de fracaso y se dispone a aprovechar la nueva oportunidad.
Si la mente logra asentarse en el futuro no se frustrará frente a cualquier contingencia  del presente porque sabe que constantemente el juego le dará una nueva oportunidad. El futuro continuamente está presentando oportunidades que las mentes preparadas  saben captar y capitalizar.
El azar favorece a una mente bien entrenada. Una imaginación preparada, produce efectos maravillosos”.Imagen

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